El índice Global Business Complexity 2023 nos sitúa entre los 10 países más complicados para hacer negocios. Pero este panorama desalentador, repleto de obstáculos burocráticos y fiscales, puede cambiar si se implementan reformas liberales tanto en lo político como en lo económico.
La visión del Ministro de Economía y Finanzas es optimista; ve confianza en los inversionistas y estabilidad en el panorama político y económico. No obstante, para convertir estas predicciones en realidad, es vital hacer frente a los desafíos estructurales y adoptar cambios profundos y sostenibles en nuestra economía.
El camino a seguir implica una reducción significativa de la burocracia y los impuestos, concentrando las funciones del estado en tres áreas fundamentales: justicia, seguridad y obras públicas. En términos económicos, esto se traduce en abrir los mercados, privatizar las empresas estatales y desregular la economía.
Actualmente, existen 110 empresas estatales en el país. Imaginemos el impacto positivo en la economía si esas empresas operaran con la eficiencia del sector privado. Privatizar y desregular permitiría a estas empresas centrarse en el crecimiento y la eficiencia, mejorando su competitividad en el mercado global.
La educación, salud y pensiones son otros sectores que necesitan una inyección de liberalismo. Separar estos sectores del estado, implementando políticas de privatización y desregulación, podría resultar en una mayor eficiencia y calidad. Por supuesto, esto no significa dejar a los más vulnerables en el abandono. Un sistema de vouchers para los más pobres del país aseguraría que todos tengan acceso a estos servicios vitales.
Por otro lado, las recientes advertencias de la Cámara de Comercio de Lima nos recuerdan que la burocracia y tramitología pueden amenazar inversiones multimillonarias. Los conflictos socioambientales reportados por la Defensoría del Pueblo, en su mayoría relacionados con la minería, son un ejemplo más de las dificultades para hacer negocios en nuestro país.
En este contexto, reducir la burocracia y simplificar la tramitología, además de otorgar claridad y seguridad jurídica, pueden favorecer el clima de inversión y potenciar sectores tan importantes para nuestra economía como es el minero.
Estas reformas liberales proyectan a Perú como un país más acogedor para los negocios, pudiendo así pasar de ser uno de los más complejos a convertirse en uno de los 10 países más sencillos para invertir. Es momento de abrir nuestras puertas al mundo, apostar por la eficiencia, competitividad y libertad económica. Este es el camino para lograr un Perú próspero y atractivo para los inversionistas.